Ya en su día Bodegas Freixenet tuvo la ocurrencia de crear un vino cuyas cualidades encajaran a la perfección con la gastronomía que podemos encontrar en los restaurantes japoneses situados en “la tierra del sol entrante” y sacó al mercado el OROYA, del que curiosamente existen dos versiones: La española, un blanco de airén, macabeo y moscatel con la indicación Vino de la Tierra de Castilla y la argentina, elaborado con torrontés y pinot noir. Estos vinos se crearon en España bajo la supervisión de la enóloga japonesa Yoko Sato. Se supone que el argentino destinado al mercado americano y el manchego destinado al consumo europeo.
Los japoneses, que no son tontos, han pensado que, aunque en Japón no está arraigada la costumbre de comer con vino (lo hacen con sake, cerveza o te), si que podrían aprovechar el que el concepto oriental de gastronomía está irrumpiendo cada vez con más fuerza en los círculos de moda de las principales capitales occidentales y exportar a su vez un vino producido en Japón con uvas autóctonas, lo que puede dar un mayor toque de tipicidad a sus menús. Yo al menos, si sirve de ejemplo, pediría un vino japonés en un restaurante de sushi, al igual que pediría un vino italiano en una trattoría o un rioja en Logroño.
En Japón y más concretamente en la prefectura de Yamanashi, se lleva cultivando la vid desde hace más de mil años, pero no es hasta 2004 cuando se confirma que la variedad autóctona, la Koshu, pertenecía a la familia de la vitis vinífera, por lo que quedaba abierto el campo de las exportaciones a la Unión Europea y a Estados Unidos. Cerca de un centenar de bodegas logran hacer algún vino decente, entre los que destaca uno “causalmente” recomendado para tomar con Sushi; claro está, en los restaurantes de ultramar.
La variedad Koshu presenta generalmente una poda emparrada y una baya de grano muy voluminoso y esférico, con un color rosa-anaranjado que llama la atención. El vino en cuestión, SHIZEN KOSHU Cuvee Denis Dubordieu, al que ya en 2004 el profeta Robert Parker otorgó una puntuación de 87, está elaborado siguiendo las técnicas europeas y estadounidenses aprendidas in situ por los enólogos nipones. Denis Dubordieu es un profesor de enología de la universidad de Burdeos que apadrina el proyecto.
Este mes de enero está prevista la celebración en Londres de una cata de vinos japoneses de la variedad Koshu, lo que podría suponer la puesta de largo de los vinos de este país y su despegue internacional. Personalmente no creo que el despegue rebase las puertas de los restaurantes y sushi bares de turno. El tiempo lo dirá y quizá tape mi boca, ya que este es un mundo de modas y tendencias en el que sólo pierde el que no se arriesga.
Como último recurso, si en el restaurante japonés que visite no hubiera ni OROYA ni SHIZEN, me permito sugerir el maridaje con un espumoso brut o un riesling trocken, donde la textura almidonada del arroz y las notas crudas y salinas del pescado o las verduras no se van a ver enmascaradas por el vino, sino que incluso se van a potenciar en gran medida.
OROYA
Pais: España
Zona-D.O.: Vino de la Tierra de Castilla
Variedades: 50% Airén, 40% Viura (macabeo) y 10% Moscatel de grano menudo.
Elaboración: Blanco joven con criomaceración y fermentación en acero inoxidable
Graduación alcohólica: 11º
Bodega: Freixenet. C/ Joan Sala, 2 (08770)Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona)
Bodega: Freixenet. C/ Joan Sala, 2 (08770)Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona)
SHIZEN KOSHU CUVEE DENIS DUBOURDIEU
Pais: Japón
Zona-D.O.: Yamanashi
Variedades: 100% koshu
Elaboración: Blanco joven con fermentación en acero inoxidable
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