miércoles, 2 de mayo de 2012

LA UVA MONASTRELL. ESENCIA MEDITERRÁNEA EN ESTADO LÍQUIDO


                                                                                                                               fuente imagen: Manara


LA UVA QUE MEJOR NOS DEFINE


     Alguien que nos conozca bien, definiría el carácter mediterráneo como abierto, recio a la vez que cálido y no falto de cierta elegancia y señorío. Si analizamos los rasgos que conforman nuestra personalidad, descubriremos que no por casualidad, en esa descripción se ven reflejados las virtudes y defectos, según se nos quiera más o menos, de nuestros vinos más personales: los elaborados con la uva Monastrell.

     En vez de perderme en palabras técnicas y cuasi sectarias para describir las características de nuestra uva, propongo que cada cual las descubra a través de un pequeño ejercicio: trataremos de maridar un menú completo, aperitivo y postres incluidos, utilizando vinos elaborados con la misma variedad de uva ¿difícil? No si echamos mano de nuestra pequeña joya.

     Comenzaríamos con unos entrantes acompañados por un cava rosado del que, según su reglamento, nuestra protagonista puede formar oficialmente parte, para seguir con un buen plato de arroz, al que destinaremos un rosado fresco y algo carnoso. Pasaremos por alguno de los tintos de poca extracción, con boca de fruta y terciopelo, para armonizar con un primero no demasiado contundente. Llegamos a la máxima fortaleza con uno de nuestros pesos pesados, cargados de tiempo y terruño, capaz con su cuerpo y tanino de salir airoso ante un lance de caza mayor. Si todavía nos queda apetito y no la hemos querido disfrutar como aperitivo, podremos dar cuenta de una buena tabla de quesos en la que incluiremos sin temor los azules o las tortas extremeñas, tan difíciles de casar. Ante éstos dará muestra de maestría y buen hacer nuestra joya de la corona: el Fondillón con F mayúscula (en otra ocasión hablaremos exclusivamente de este monumento líquido). El postre lo armonizaremos maravillosamente con un tinto dulce de monastrell, negro y espeso, con su justa carga de dulzor y su dosis de acidez y astringencia necesaria para no finalizar nuestra velada con una sensación empalagosa, sino con un regusto tónico y digestivo.

     Como ve, pocas variedades superarían airosas el ser la solista en un concierto de la envergadura de esa pantagruélica “picaeta”. Ha quedado claro que nuestra uva tiene esa versatilidad mediterránea que nos define y con la que orgullosamente podemos identificarnos. No fue sino aprovechando al máximo los escasos recursos que esta naturaleza austera puso al alcance de nuestros antepasados, como hemos llegado a ser lo que somos. En pocos lugares como en esta tierra se ha logrado obtener tanto con tan poco.

vino de monastrell embarcando en el puerto de Alicante

 
      Me siento algo culpable por la osadía de ser el enésimo neófito que hace un alegato de la uva Monastrell, pero me justifico ante la idea de que más vale una alabanza a tiempo que veinte elegías. Una reflexión: si en las cuatro esquinas del mundo se vanaglorian de los vinos que se elaboran con nuestra uva (Francia, California, Australia…), de nosotros depende hacernos oír y dejar clara su paternidad. También está en nuestras manos, ya de puertas adentro, el que deje de ser la uva granelera y fortificante de los vinos de otros, para ocupar el rango que tiene merecido.
     Como dijo aquella televisiva profesora, la fama cuesta y ahora es cuando debemos empezar a pagarla. Téngalo en cuenta la próxima vez que le pidan equis euros por un vino de nuestra tierra. Seguro que los vale por lo que es y no por lo que dicen que es. Estaremos adquiriendo un pedazo de nosotros mismos que, a guisa de dionisiaca comunión, vamos a compartir en la mesa con aquellos a quien queremos. Dos ventajas: beneficio para nuestra tierra y un futuro asegurado.-

Monastrell, Mourvedre, Mataró, Balzac, Alcayata, Espar, Garrut, Morstell, Murviedro, Mourvedon, Mourves, Mourvezé, Negria, Nera, Negrón, Négre, Plant de Saint-Gilles, Rossola, Trinchiera.


7 comentarios:

  1. Juan Gil, Castaño, nuestro gran Rafa Bernabé...gente que da valor a la Monastrell.
    Quizá lo que eche para atrás a alguna gente es la extracción, la graduación y la golosidad, que a veces escamotea la acidez, que algunos elaboradores mediterráneos dejan que tengan sus vinos.
    Para seguir el juego de tu menú:
    - Para el arroz podemos empezar con un Cesilia Rosé o un Mo Rosado.
    - Para esos entrantes que piden un tinto fresco y frutal, se me ocurre un Terra del Mañá Maceración Carbónica.
    - Al llegar a los platos fuertes, hay para elegir. Juan Gil 12 Meses, Casa Cisca o, como no, el gran Beryna Selección.
    - Para esos quesos propongo el Fondillón Gran Reserva de Salvador Poveda.
    - Para acabar, a los postres, recuerdo por ejemplo Recóndita Armonía, de Gutiérrez de la Vega.
    Un saludo.

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  2. Smiorgan se te ha olvidado un nombre fondamentale, casa Castillo en jumilla

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  3. Smiorgan, parece que me has leído el pensamiento; has elegido los vinos que yo hubiese puesto, menos los rosados, ya que el Cesilia es un 85% merlot y el Mo lleva tambien gran porcentaje de garnacha y Cabernet sauvignon. Yo pondría un Alcanta de Bocopa (1,8 €) que tiene una RCP imbatible y va de miedo para el arroz.

    Va a ser devolverle el esplendor a la monastrell, pero creo que el tiempo y el buen ahacer de los bodegueros de aquí lá pondrán en su lugar.

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  4. Sibaritastur, tienes mucha razón, Casa Castillo es un referente con respecto al tratamiento de la monastrell en vinos que presentan mucho equilibrio entre la potencia y la elegancia propia de la crianza en barrica.

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  5. Sibarita, es que de Castillo no he probado nada, por eso no lo menciono.
    Jose Diego, los rosados son coupage, si, pero están muy buenos :) Beryna Selección tampoco es 100% Monastrell, pero creo que también nos vale, no?
    Saludos.

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  6. Smirogan ya estás tardando en probar esos vinos. Desde el casa Castillo básico por unos 7 € hasta el pie franco por unos 30. En medio está el molar garnacha y las gravas (el 07 está de escándalo ahora).

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  7. Y tanto que estan buenos y nos valen, Smiorgan, cualquiera de los tres que nombras no faltan en mi vinoteca para disfrutarlos en cualquier momento o para enseñar a los foráneos que nos visitan o a los asistentes a catas y cursos de iniciación, qué cosas se hacen por aquí. Son "vinos de cabecera" como yo les llamo. Un saludo.

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