Rodeado de montañas, campo y viñedos de moscatel, se encuentra la población de Jalón (Xaló), ya en plena Marina Alta alicantina, lo suficientemente cerca del mar para notar su influjo, pero lo suficientemente lejos para huir del turismo masificado.
A las afueras del pueblo encontramos el Restaurante Caramull, con aspecto de una casa ajardinada, pero sin vallas ni barreras visuales que lo aíslen del exterior. Ya en su interior se observa una decoración de corte moderno y pulcro, con el detalle cuidado al extremo, donde destaca una preciosa arcada de piedra que me recordó a las construcciones tradicionales de la zona, los riu rau donde se secaban las pasas de moscatel. También llama la atención un patio interior con un gran paellero que, junto con su terraza, auguran unas veladas de lo más agradable en las interminables noches de verano. El nombre, caramull, viene a significar repleto o colmado, en relación a un plato de comida, lo que ya nos predispone a no salir del local con hambre.
El restaurante está sabiamente regentado por Xaro e Inés, mujeres con dilatada experiencia en el mundo de la gastronomía, que transmiten en sus platos cierta pasión por la cocina tradicional de la zona y un interés especial por que la materia prima que los conforma no pierda en ningún momento su identidad. A este concepto de tradicional tenemos que unir una elaboración totalmente innovadora e imaginativa que hace las delicias de los amantes de la estética y el buen gusto en un plato. Nada es a priori lo que se dice que es, pero luego todo está ahí, marcando su sabor y su personalidad.
En esta ocasión pudimos probar a modo de menú degustación, los cuatro platos más el postre que componían el menú del día, con lo que pudimos disfrutar doblemente de sus especialidades a un precio bastante moderado:
- Ensalada de distintos vegetales, con una vinagreta muy bien elaborada, acompañada por unas curiosas albóndigas de morcilla, que por desgracia el interior todavía presentaban escarcha, quizá como consecuencia de una descongelación poco afortunada.
- Crema de remolacha, de un atractivo color púrpura, donde la mezcla con otros componentes (hubo debate sobre si se combinaba con puerro o con espárragos), le hace alejarse de una sopa dulzona y monótona, resultando tener un sabor y una finura exquisita.
- Un hermoso taco de un fresquísimo bonito a la plancha, magistralmente sazonado y con unas originales semillas de amapola, acompañado de cintas de pasta y rodajas de calabacín con vinagre de Módena. El bonito algo crudo de más en el centro, debido al grosor del taco.
- Fideos en rustidera con cordero deshuesado. Un plato presentado al modo de una fideuá, con un sabor perfectamente equilibrado. Una elaboración sencilla y brillante a la par. Una exquisitez.
- El postre consistió en una crema/sopa templada de manzana ácida, con helado de manzana verde y frutos secos molidos caramelizados. Sublime y natural. Un postre como este, presentando esos contrastes de sabores y temperaturas ya justifica en sí mismo la visita al restaurante.
Por cierto, los panecillos, recién hechos y calentitos, estaban de rechupete.El vino lo llevamos nosotros, ya que tienen la loable costumbre de permitir que los clientes lleven sus vinos, abonando en nuestro caso un descorche de 14 euros para siete comensales, con lo que se puede disfrutar de un buen vino sin que suponga un desatino para el bolsillo, cosa que se agradece con la que está cayendo últimamente.
La amabilidad y atención de las propietarias es digna de reseñar. Sólo destacar una pequeña pega con respecto a la chica que se encargó de nuestra mesa: No todos entendemos valenciano, y si a cada presentación o explicación de un plato que da, le sigue una batería de preguntas en castellano para intentar comprender lo que dice, o bien le ha tocado una mesa de sordos o bien no ha captado la sutil forma de pedirle que se haga entender por todos los comensales. Salvado este inconveniente gracias a la traducción del único valenciano del grupo, el resto del servicio fue correcto.
En resumen la experiencia fue positiva y enriquecedora y no dudaré en repetir la próxima vez que vaya por la zona, para pasar revista a las carnes y los arroces, que tan buena prensa tienen.
Restaurante Caramull Ptda. Cutes, 17
03727 Jalón (Alicante)
(Desde Benissa, antes de entrar al pueblo, a la derecha).
Tel.: 966.481.309
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Jose, como ya te comenté ellas son excelentes¡ te recomiendo volver por la zona en febrero cuando están los almendros en flor...es una pasada, voy cada año¡ saluditos¡¡ ISA
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